sábado, 7 de agosto de 2010

De veladas y pinchazos

Esto del blog me sirve para ordenar ideas y repasar lo que he hecho en el día, pero me roba tiempo de sueño... En fin, cuanto más tarde en pensarlo, más tardo en escribirlo...

La gente del barrio en la velada de hoy
Los viernes, en El Portal, son días de velada. Los niños preparan actuaciones con los animadores, montamos un escenario con mesas y tablones, y suben todas las familias de los niños (incluso se está convirtiendo en buena costumbre que sea día de visitas de familiares o amigos). Es un día muy ameno, pero son tantas cosas que montar, y venga gente por la casa, y disfraces, y cables para la megafonía, y sillas y... que se acaba con esa mezcla de tensión y bajón absoluto de las grandes citas.

Como no, para hoy había muchos materiales que comprar, y mezclado con que tenía que acudir a una cita médica de corte administrativo, regresé a Jerez y su tráfico. Fui a casa, cambié coche por moto (es lo más práctico para entrar al centro de Jerez), y después hice lo contrario con destino a un hipermercado. Al salir del mismo me encontré con una rueda pinchada. Ya me había estado dando lata, pero vísteme despacio que tengo prisa... Y la rueda se fue en el peor momento (menos mal que me fui con la comida ya hecha). Es lo que pasa aquí con el calor y la tensión. Los tres mayores ya hemos idos pinchando de alguna manera cada uno, y es que el poco descanso y este clima pegajoso no perdonan. Ya dije en el post de ayer que había que cuidarse...

Por rapidez, llamé a María Luisa (como dirían los antiguos, la muchacha con la que me "hablo"), que me recogió, y lo que iba a ser un agobio por el pinchazo, me supuso la oportunidad de sentarme a comer tranquilo, sin tener que preparar nada, y compartir un rato con ella. Había que esperar que abriera el taller (afortunadamente es una zona industrial y no pillaba lejos) y ya que no había siesta fue un momento de bastante tranquilidad.

En el taller, se confirmó lo que intuía. Había que cambiar dos ruedas, o lo que es lo mismo: Ciento y pico de euros, eligiendo eso sí una rueda buena, bonita y barata. En todo caso, siempre que esos sean los pinchazos que tenemos que sufrir, benvenidos sean. Entre otras cosas, porque los de cuerpo o mente se pagan mucho más caros.

Nos seguiremos cuidando unos a otros, como ángeles de la guarda, como amigos, como hermanos de comunidad. Porque si uno se cae, se caen todos.


Os dejo un texto del Libro del Eclesiástico que me ha encantado, y que nos han regalado Mario y Natalia:

Está tomado de Eclo 6, 5-17

Leti y Bea, fregando tras el desayuno
Caye y Jorge, pelando cebolla
5 Las palabras dulces multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relaciones.
6 Que sean muchos los que te saludan,pero el que te aconseja, sea uno entre mil.
7 Si ganas un amigo, gánalo en la prueba,y no le des confianza demasiado pronto.
8 Porque hay amigos ocasionales,que dejan de serlo en el día de aflicción.
9 Hay amigos que se vuelven enemigos,y para avergonzarte, revelan el motivo de la disputa.
10 Hay amigos que comparten tu mesay dejan de serlo en el día de la aflicción.
11 Mientras te vaya bien, serán como tú mismoy hablarán abiertamente con tus servidores;
12 pero si te va mal, se pondrán contra ti y se esconderán de tu vista.
13 Sepárate de tus enemigos y sé precavido con tus amigos.
14 Un amigo fiel es un refugio seguro:el que lo encuentra ha encontrado un tesoro.
15 Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor.
16 Un amigo fiel es un bálsamo de vida,que encuentran los que temen al Señor.

17 El que teme al Señor encamina bien su amistad,porque como es él, así también será su amigo.

1 comentario:

@Ferdulo dijo...

Si todo fueran pinchazos en el coche...me ha gustado mucho el texto, espero ver fotos y videos de la velada pronto. Besitos