jueves, 12 de agosto de 2010

Los niños, preferidos de Dios

La oración de esta mañana nos la regalaron Mario y Natalia. Los niños siempre fueron la debilidad de Dios...

Del evangelio de San Marcos (10, 13-6)

13 Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron. 14 Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos. 15 Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». 16 Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.

Con el evangelio vinieron un anuncio de televisión sobre cómo nosotros somos espejos donde se miran los niños...





Y esta canción de Brotes de Olivo que es ya un himno para los que nos dedicamos a trabajar con niños: "Dios sin su pueblo".


Que os aproveche...


Los lances definitivos

Tengo el blog abandonado, pero es que me planteé o salud o blog, y evidentemente ganó la primera. Han sido cinco días, a cada cual más intenso y con sensaciones más variopintans, pero tanto ritmo nos ha ido llevando a todos, prejubilados y activos, a la cama en cuanto se podía.
Almuerzo en la parroquia de Conil
El fin de semana es habitual que en el Campo de Trabajo dediquemos tiempo y espacio a la convivencia interna entre los animadores y a subir el ánimo de la tropa y cuidar las "pequeñas heridas", tras la primera semana de batalla. Este año se propuso una novedad y era pasar el fin de semana entero fuera. Así lo hicimos, y nos "mudamos" a la parroquia de Conil, donde los animadores evaluaron la primera semana, tuvieron un diálogo por parejas sobre su fe, oramos, compartimos la Eucaristía con la comunidad parroquial y hasta pudimos hartarnos de comer arena durante una rato el domingo por la mañana, debido al levante.

Como siempre, la cara b del disco fueron coches reventados de tiestos y dos carros repletos en Mercadona que nos llenaron las neveras y las barrigas. Juana Mari se quedó en tierras portaleñas y María Luisa ejerció de pinche, con muy buena nota...

DÍA DE PLAYA
El lunes tampoco fue día normal. Ya el año pasado cambiamos un día de piscina por una convivencia en un espacio más libre, y este año nos aventuramos, después de muchas ediciones de darle vueltas con conclusiones negativas, a ir a la playa con los niños y las familias. Fuimos a Valdelagrana, a El Puerto de Santa María, con una alerta naranja que amenazaba superar los 40º a la sombra. Nos quemamos los pies, nos picaron las medusas, pero nos los pasamos en grande.

Ya dije el otro día que los días de piscina, y en este caso de playa, para este cocinero, son una oportunidad para tener un contacto directo con los niños. Y efectivamente no paré: un gran castillo de arena, con siete u ocho chiquillos alrededor, fútbol, jugar con la pelota en el agua... Y a todo esto, con mi vueltecita previa de rigor por los chinos de Jerez, buscando materiales. Así llegamos, deseando encontrar ducha y cama.

COMIDA PARA MÁS DE 100 PERSONAS
El martes sí que fue un día grande. Posiblemente de los más bonitos que he vivido desde que llegué a El Portal en 2005.

La cena de las familias, con Juana Mari, de verde, disfrutando
Otro de los dinamismos habituales en este Campo de Trabajo es la cena de los niños. Una tarde hacemos más hamburguesas que el burguer de un centro comercial y tenemos un rato de juegos nocturnos con los niños. Eso, sumado a los ratos de piscina y playa, va estrechando lazos, acentuando cariños y ampliando sonrisas. Este año esa cena tenía lugar, pero con una novedad, y es que también subían los padres y madres a cenar, y para ellos no había hamburguesas...

Eso significaba plantear dos cenas paralelas, con 50 comensales previstos en la de adultos, y unos 75 en la de niños. El menú infantil, sencillo. Hamburguesa, patatas de bolsa, refresco y helado. El de adultos, digno de cualquier comida de empresa en un restaurante: tablas de patés, un plato de chacinas para cada uno, langostinos, chistorras en hogazas de pan, churrascos con patatas panaderas a la castellana o al roquefort, y tarta helada de limón.

Antes de cocinar, primero comprar. Fue el día que más vueltas di, y cuando a más sitios fui. Para colmo, las dos ruedas que no cambié me hacían notar el coche raro, con vibraciones, frenadas ruidosas e incluso derrapes, por lo que acabé yendo a un taller a revisarlas, y tomé la decisión de cambiarlas también.

Llegué a El Portal cuando todos habían comido ya, un menú delicioso de aprovechamiento de los restos existentes en la nevera de días anteriores. Comí solo, aunque con la compañía y la charla de Paco, el loco con el que me embarqué en el 2005 a montar un campo de trabajo y con el que he compartido mil aventuras y desventuras. También llega de prejubilado, con lo que tengo un nuevo pinche. Sobremesa de charla y ponernos al día, una siesta tardía y corta, y al lío.

Lidia, Selu y Miguel, a la rica hamburguesa
Paco se encargó de coordinar el montaje de mesas y de distribuir al personal, y yo de plantear los menús e iniciar los preparativos. Con el fichaje de María José y Leti para cocinar el banquetazo, y de María y Mavi para la hamburguesería, todo salió estupendo. Además, montamos un equipo de camareros que ni una boda, y funcionamos como un reloj.

Esa es la versión interna. Fuera, se juntaron casi cuarenta padres y madres, al margen de los niños que tenían su comida en otro rincón. El ambiente fue precioso, con mucha gente joven que era la primera vez que subía y, sobre todo, con la novedad de que nos sólo fueron las madres las asistentes (que son nuestros rostros habituales) sino que los maridos se animaron y echaron un buen rato. Juana Mari, la hermana que lleva tantos años peleando por el proyecto, tenía los ojos de una niña el día de Reyes. No cabía de gozo. Tras tantas penalidades, que tuvieron su último capítulo el domingo, cuando nos encontramos una parte del uno de los patios incendiada (es un terreno con malas hierbas y pastos, y algún gracioso tenía ganas de ver a los bomberos...), el juntar a tanta gente aquí, con la escusa de una cena, pero reunidos para la educación de sus hijos, era un gran regalo que Dios le hizo a Juana Mari. Ese día Dios, estaba sonriendo entre los fogones, vestido de pinche.

María José y Leti, cocineras de honor, con Soraya y Aranza,
camareras de lujo
OTRA VEZ PISCINA
Y con esas alegrías, llegó el miércoles, último día de piscina. Como no podía ser de otro modo, antes tuve que ir a Jerez, a imprimir unas fotos para una dinámica de la noche, y para cambiar las dos ruedas que dejé pendientes ayer.

Una vez resueltos esos recadillos, y casi rozando ya los 600 kilómetros, llegué a la piscina de Torrecera, y se repitieron las escenas del miércoles anterior y del día de la playa. Rodeado de niños y más feliz que una perdiz.

Aproveché también para dedicarle un rato a Mavi, monitora del campamento, pero catecúmena mía en Jerez, y con la que tenía pendiente una entrevista personal. El tema del acompañamiento sigue siendo una de nuestras grandes asignaturas pendientes, y con el grupo que he tenido este año, de 2º de bachillerato, y con muy buena trayectoria anterior, he dado algunos pasos. Me ha ayudado mucho que varias sean ya nuevas catequistas, o que María J, Natalia, Mavi o Jualia (que al final no pudo venir por avatares del destino), compartan conmigo el campo de trabajo.

De vuelta a la casa, no mucho tiempo para descansar. había que preparar dos comidas distintas para una cena con dinámica. Se trataba de la conocida como cena del hambre, retrato de la cotidianeidad, donde los ricos se sobrealimentan, y los empobrecidos tienen que compartir cacerola y una comida bastante parca, en este caso, arroz blanco, pan y agua.

Es curioso cómo a mucha gente le cuesta hacer de rico en esta dinámica. Realmente no se come nada muy distinto a un día semifestivo en El Portal (llevamos dos santos y un cumpleaós) o a una cena hipercalórica que alguien pueda hacer en su casa. Pero claro, como se comentaba hoy, no es lo mismo comer sin ver que a tu lado hay alguien que no come... En nuestras casas, si el telediario no tiene a bien mostrarnos algún país en conflicto o alguna catástrofe, no comemos viendo a gente con hambre (incluso ahí podemos cambiar de canal), y se nos olvida fácilmente. Tendríamos que refrescarnos la memoria social y solidaria más a menudo, y al menos facilitar un megáfono para propagar la voz de los que no la tienen en el mundo de hoy, de ese 80% de población mundial que vive bajo el umbral de la pobreza.

Del recordar que somos privilegiados y que aún debemos compartir y denunciar mucho más, se pasó a la oración, que, de la mano de Aranza, Selu y María, nos llevó a enfocar el tema solidario desde una vertiente muy adecuada. No se trata tanto de rezar por los pobres, que también hace falta, sino de escuchar la voz de Dios y afrontar la misión que Él tiene para ti.

Este prejubilado, que ya se plantea las misiones con largo recorrido, piensa ya en formar una familia cristiana (algún día de estos), en encontrar por fin una realidad de marginación en la que abajarme (por mi y por circunstancias, nunca he llegado a encontrar un compromiso estable en este ámbito), y en reafirmarme en que mi camino como agente de pastoral (lo de prejubilado es una forma de hablar que explicaba en mi primer post) aún tiene recorrido por delante (viene una generación fuerte detrás, pero hace falta una buena transición para no dejarnos cosas esenciales -al mismo Dios- por el camino). Y todo eso enmarcado en un camino que llevo recorriendo un par de años, sin pausa pero sin prisa, para convertirme en asociado lasaliano (podemos decir brevemente que es un modo de pertenencia, por asociación a la misión, sin necesidad de consagrarse, lo que abre un gran camino a los laicos).

Ya son las 3 del jueves. Hoy tocan talleres, y ya se ve el final. Son los lances definitivos...

sábado, 7 de agosto de 2010

De veladas y pinchazos

Esto del blog me sirve para ordenar ideas y repasar lo que he hecho en el día, pero me roba tiempo de sueño... En fin, cuanto más tarde en pensarlo, más tardo en escribirlo...

La gente del barrio en la velada de hoy
Los viernes, en El Portal, son días de velada. Los niños preparan actuaciones con los animadores, montamos un escenario con mesas y tablones, y suben todas las familias de los niños (incluso se está convirtiendo en buena costumbre que sea día de visitas de familiares o amigos). Es un día muy ameno, pero son tantas cosas que montar, y venga gente por la casa, y disfraces, y cables para la megafonía, y sillas y... que se acaba con esa mezcla de tensión y bajón absoluto de las grandes citas.

Como no, para hoy había muchos materiales que comprar, y mezclado con que tenía que acudir a una cita médica de corte administrativo, regresé a Jerez y su tráfico. Fui a casa, cambié coche por moto (es lo más práctico para entrar al centro de Jerez), y después hice lo contrario con destino a un hipermercado. Al salir del mismo me encontré con una rueda pinchada. Ya me había estado dando lata, pero vísteme despacio que tengo prisa... Y la rueda se fue en el peor momento (menos mal que me fui con la comida ya hecha). Es lo que pasa aquí con el calor y la tensión. Los tres mayores ya hemos idos pinchando de alguna manera cada uno, y es que el poco descanso y este clima pegajoso no perdonan. Ya dije en el post de ayer que había que cuidarse...

Por rapidez, llamé a María Luisa (como dirían los antiguos, la muchacha con la que me "hablo"), que me recogió, y lo que iba a ser un agobio por el pinchazo, me supuso la oportunidad de sentarme a comer tranquilo, sin tener que preparar nada, y compartir un rato con ella. Había que esperar que abriera el taller (afortunadamente es una zona industrial y no pillaba lejos) y ya que no había siesta fue un momento de bastante tranquilidad.

En el taller, se confirmó lo que intuía. Había que cambiar dos ruedas, o lo que es lo mismo: Ciento y pico de euros, eligiendo eso sí una rueda buena, bonita y barata. En todo caso, siempre que esos sean los pinchazos que tenemos que sufrir, benvenidos sean. Entre otras cosas, porque los de cuerpo o mente se pagan mucho más caros.

Nos seguiremos cuidando unos a otros, como ángeles de la guarda, como amigos, como hermanos de comunidad. Porque si uno se cae, se caen todos.


Os dejo un texto del Libro del Eclesiástico que me ha encantado, y que nos han regalado Mario y Natalia:

Está tomado de Eclo 6, 5-17

Leti y Bea, fregando tras el desayuno
Caye y Jorge, pelando cebolla
5 Las palabras dulces multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relaciones.
6 Que sean muchos los que te saludan,pero el que te aconseja, sea uno entre mil.
7 Si ganas un amigo, gánalo en la prueba,y no le des confianza demasiado pronto.
8 Porque hay amigos ocasionales,que dejan de serlo en el día de aflicción.
9 Hay amigos que se vuelven enemigos,y para avergonzarte, revelan el motivo de la disputa.
10 Hay amigos que comparten tu mesay dejan de serlo en el día de la aflicción.
11 Mientras te vaya bien, serán como tú mismoy hablarán abiertamente con tus servidores;
12 pero si te va mal, se pondrán contra ti y se esconderán de tu vista.
13 Sepárate de tus enemigos y sé precavido con tus amigos.
14 Un amigo fiel es un refugio seguro:el que lo encuentra ha encontrado un tesoro.
15 Un amigo fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor.
16 Un amigo fiel es un bálsamo de vida,que encuentran los que temen al Señor.

17 El que teme al Señor encamina bien su amistad,porque como es él, así también será su amigo.

viernes, 6 de agosto de 2010

Sin correr, se ven mejor los detalles del paisaje

Hoy ha sido un día distinto en El Portal, seguramente porque me lo he tomado con mayor tranquilidad. Por la mañana no había que hacer recados, y he podido disfrutar más de la vida de la casa.

Selu y Bea en plena representación
El hecho de no salir nos ha permitido dejar pronto la comida lista, ya que una vez que fregaron el desayuno, ya estaba yo cortando cebollas para el pollo en salsa que ha servido para agotar el pan del día. Con el almuerzo planteado, e incluso con una crema de verduras para la cena ya en el fuego, me he permitido poder ver la presentación del día (un teatrillo con el que se recibe a los niños y se motiva la jornada) e incluso dar una vuelta por los talleres para llenar de sonrisas, ojos traviesos, lenguas que guiñan, mofletes colorados o caras de diversión, mi tarjeta de memoria (la de la cámara y la de verdad).

En la cocina me lo paso bien, aunque el calor sea asfixiante. Ese rito cuasi mágico de coger una caja de muslos de pollo congelados y convertirla en un sabroso guiso que reponga fuerzas a los que tienen que dibujar la alegría en las caras de los niños, me encanta. Ahora empiezo a entender muchas cosas que con 17 años valoraba a la carrera, y es que siempre ha habido en los encuentros gente, hermanas, matrimonios, o incluso cocineros contratados, que nos posibilitaban recargar el depósito, aunque pasaran muy desapercibidos.

Selu y Caye, relamiéndose con los macarrones de ayer
Quizá lo que peor llevo es que hay demasiados momentos de soledad y que, cuando se junta mucha compañía es porque llega el momento del rancho, y eso significan prisas y pocos segundos para entablar conversación. Pero en todo caso, y más allá de servir de gasolinera, la cocina siempre es lugar de encuentro en estos sitios, donde más de uno se da un garbeo, e incluso mucho escaqueo, aunque sea con la excusa de saber con qué los sorprenderé en la siguiente comida. Otras son conversaciones más largas, e incluso a veces profundas. Con Aranza hablo de las dificultades de la vida comunitaria, de la pastoral superficial en la que estamos empezando a caer muchas veces, de nuestras historias previas aquí en El Portal, de los nuevos caminos de la Iglesia... Juana Mari siempre pregunta por gente, y no para de pensar en la gente (básicamente no para de pensar), tanto que acaba haciendo suyos los problemas de la gente del barrio, aunque le hayan "escupido" a la mano que les tendió... Con Mariu hablamos de acompañamiento, y hacemos acompañamiento sin darnos cuenta; reflexionamos sobre qué propuestas hacer para que la pastorial juvenil de la Salle Andalucía no se descafeíne, de cómo hacer la transición para el curso que viene en nuestros grupos, de cómo está la gente del campo de trabajo...

Y todo el que pasa por ese punto de encuentro va dejando algo de sí, para que el guiso del campo de trabajo se siga cocinando a fuego lento.

Ha sido un día más tranquilo. Hasta me he podido sentar, e incluso escribo y me voy a duchar antes de que los demás terminen una dinámica y le demos el beso de buenas noches a Papá Dios.

Ha sido un día más tranquilo, con tiempo para todo, y creo que la clave ha sido que yo he estado más tranquilo. Era sencillo, ¿no?

jueves, 5 de agosto de 2010

El primer día de piscina del campo de trabajo

Hoy estoy agotado. Creí que no sería capaz de escribir, porque me dormiría en la oración, que ha terminado hace un rato. Pero una ducha (no sé si hoy es ya la tercera o la cuarta, sin contar con las horas de remojo en la piscina) me ha recargado levemente las baterías y voy a intentar contar de manera rápida (ayer me embalé) las vivencias del día.

Los días de piscina en el campo de trabajo son siempre agotadores, pero creo que el primero siempre lo es más. Tras dos días de talleres, los animadores tienen la oportunidad de tener más contacto directo (hablo literalmente) con los chavales. Casi es imposible ver una espalda de un monitor libre, ya que de ellas cuelgan, abrazados, niños y niñas buscando risas, cosquillas, ahogadillas o simplemente acaparar la atención de sus nuevos educadores.

Para este cocinero, después de llegar dos horas más tarde que los demás a la Piscina Municipal de Torrecera con 52 litros de zumo y otros recados en el maletero, el día de piscina también supone la oportunidad de interactuar con los niños. Me sigue sorprendiendo que después de un año sin verme (además el año pasado ya hacía mis pinitos en la cocina) se acuerden de mi nombre y de las cosas que pasaron hace unos 365 días. Evidentemente, tampoco yo "escapé" al cariño de los niños y, entre los kilómetros de un lado a otro, el calor, ejercer de trampolín humano en múltiples opcasiones, descargar los 52 litros de zumo en El Portal y preparar la cena del 18 cumpleaños de Natalia, pues ya pocas fuerzas quedan.

El poster de la presencia de Dios cada día en nuestras vidas es un puzle
Aranza, Selu y María han repasado con nosotros toda la vida y toda la presencia de Dios que hemos encontrado en este día en el que, una vez aquí en la casa, y mientras preparábamos la cena, los animadores han bajado a la barriada para aterrizar un poco más en la realidad con la que trabajamos.

Yo hoy he seguido charlando con Dios entre los pucheros, intentando sorprender con una cena diferente; lo he encontrado en los niños y en la ilusión de los animadores en la piscina; en la felicidad de la hermana Juana Mari cuando ha visitado a las familias de la barriada, y especialmente en Natalia y Guillermo, los padres de Natalita (compañeros míos de una comunidad lasaliana), que le dan gracias a ese mismo Dios por el regalo que les hizo hace 18 años en forma de una niñita rubia preciosa, inquieta y con mucho futuro por delante, que nos está haciendo mayores a todos. FELICIDADES PEQUE

Natalia, con su fiel escudera, Julia


PD: Al final en la entrada de ayer me equivoqué en los kilómetros que acumularía hoy. No fueron 200, sino 197... (me quedó pendiente un viaje de ida y vuelta a El Puerto)

miércoles, 4 de agosto de 2010

La vida

Oración en una capilla bajo las estrellas
En nuestra "comunidad temporal" todos los días tenemos dos momentos de oración, uno para despertar con el día, y otro para contarle a Dios todo lo que nos ha pasado durante la jornada y escuchar qué nos pide para la siguiente.

Las oraciones las prepara cada día un grupo, ya que es una de las responsabilidades que va rotando. Hoy les tocó a Selu, María y Aranza y nos regalaron este texto maravilloso de la Madre Teresa de Calcuta:

La Vida

La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es amor, gózala.
La vida es misterio, devélalo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es himno, cántalo.
La vida es combate, acéptalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es aventura, arrástrala.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es la vida, defiéndela.

Que tengáis un buen día y una buena VIDA...

Nuestros santos fundadores: Juliana Mª José Lavrilloux. (Santo Ángel),
Juan Bautista de La Salle (HH. Escuelas Cristianas), Luis A. Ormières (Santo Ángel).


200 kilómetros

Presentación del campamento a los niños, ayer lunes
La vida en El Portal pasa muy deprisa. No te das cuenta de que estás terminando una cosa cuando ya tienes que hacer la siguiente. Nos pasa en la cocina, donde se juntan almuerzo con merienda y merienda con cena, y les pasa a los animadores, para los que el ritmo es aún más frenético (a mí la "prejubilación" me ha traído la oportunidad de compensar con siestas lo que no duermo por la noche).

Sin embargo es de esas cosas que te atrapan (más de la mitad de los animadores de este año repite experiencia), porque tras una jornada agotadora, en la que entre el calor y el ajetreo, no queda aliento, las sonrisas que se despertarán por la mañana en los 46 niños y niñas que este año están subiendo a los talleres te hacen olvidarte de ti mismo y se convierten en el mejor combustible que mueve la vida de los 19 (la semana que viene seremos 20) personajes que formamos esta comunidad temporal en la casa de las Hermanas.

Sí, aquí se duerme poco, porque siempre hay algo que hacer (aunque sea charlotear con un compañero sobre lo que estás sintiendo), ya sea preparar materiales, presentaciones, juegos, canciones, escribir en el blog, compartir la oración para despedir el día, o aprovechar que los baños se quedaron en penunbra para una ducha relajante en la soledad tranquilizadora de la noche.

¡Muy buen equipo de trabajo!
El macking off del decorado
Afortunadamente, el equipo de animadores de este año, con la buena dirección de Mariu, Soraya, Pepe y la hermana Aranza, se está mostrando eficaz y las tareas se resuelven con agilidad. La gente sabe lo que tiene que hacer (¡cómo han crecido nuestras niñas de Salle Joven!) y actúa en muchas ocasiones anticipándose y sin que haya que decir las cosas. Incluso, cuando hay algún descuido o una acumulación de trabajo en algo, corriendo el equipo sale al rescate y lo resuelve en un abrir y cerrar de ojos (si los tres que tenían que fregar hoy lo hubieran hecho solos, con el "banquetazo" que se ha formado en un momento, aún estarían liados). Así da gusto... Que todavía me acuerdo yo de otros años en los que algunas/os tenían un velcro en las posaderas y no había manera de despegarlas/os del sofá...

Entre los pucheros y fogones la vida es distinta. El trabajo se concentra más a determinadas horas, y uno se puede permitir ciertas licencias. Cuando tengo que ir a Jerez a los recados, sí que lo llevo peor, porque el reloj corre más que yo, y mi compañera de cocina, mi hermana Juana Mari (hermana de fe y andanzas, y Ángel de la Guarda de toda esta comunidad temporal), se queda sola para afrontar la contrareloj de la hora antes del almuerzo o la cena. Espero que las compras ya se vayan reduciendo, y así yo me desacelere un poco.

No sólo entre fogones, también al volante
Coger el coche y salir de aquí a veces apetece, por reengancharte al mundo (no vemos tele, apenas escucho la radio, no me están trayendo los periódicos que pedí, y casi no salimos de la casa de las Hermanas -ni falta que hace, porque aquí tenemos todo lo necesario- ya que, salvo los días de piscina, los talleres son aquí), pero camino del mayorista de bricolage, de los distintos bazares chinos y de los supermercados, a veces estoy más tiempo fuera que dentro. Sin darme cuenta, mañana, quinto día de campamento, sobrepasaré con creces (toca excursión a Torrecera, casi a 30 kilómetros de El Portal) los 200 kilómetros recorridos desde que salí de casa el sábado con destino, como no de un Hipermercado antes de venir a El Portal.

Sin embargo, esos 200 kilómetros son los que permiten que el salón de la casa de las Hermanas se haya transformado un año más y enmarque las hazañas de las olimpiadas, que es el tema de la ambientación de este año; que los niños estén preparando ya las banderas de sus países imaginarios con mástiles de palos de fregona; que hoy hayamos podido celebrar con Lidia su santo; que Mario llegara a tiempo para comer el primer día; que Bea se queje de que como le dé de comer tanto, su madre no la va a dejar volver a casa...

Apenas puedo disfrutar de las sonrisas de los niños, pero el simple hecho de verlos llegar ilusionados por la mañana, y las historias que cada día no paran de contar los animadores, especialmente presentándolas a Dios en las oraciones, me dan combustible para hacer 200 kilómetros o los que haga falta.

Los macarrones de este medio día, con sus comensales

martes, 3 de agosto de 2010

Los pucheros de un catequista "prejubilado"...

La cigüeña P10, mascota del
Campo de Trabajo, en versión
equipo de cocina
Mi nombre es Pablo, y soy un "catequista prejubilado"... Bueno, es una manera de hablar, digamos que ya estamos caminando por los trenti, que las canas van asomando, que ya uno se cansa antes, y aguanta menos (ajetreo, intensidad, tonterías, pavo) que antes.

Eso no quiere decir que me vaya a jubilar. Simplemente se trata de dar un paso al lado, para dejar que gente joven y capacitada tome el relevo, acompañarles, y seguir disfrutando cada día con esta oportunidad que nos ha dado Dios de poder hablarles a jóvenes y niños de Él.

Al dar pasos al lado, uno asume nuevos retos, nuevas opciones, y una de ellas, que me sirve como simbolismo para dar título a este blog, robándole la frase a Santa Teresa, es ver cómo "entre pucheros anda Dios". La cocina, los recados, el estar abierto a las necesidades que vayan surgiendo, a aportar la experiencia vivida cuando sea necesario, el hacer esas cosas que no siempre se ven pero que sin ellas no funcionarían las cosas (benditos hermanos y hermanas porteros),son para mí ese Dios en los fogones. Es disfrutar sirviendo a otros, es reir, emocionarte, de otra manera, con esa perspectiva y esa libertad que da el ver las cosas fuera de la primera línea del campo de batalla.

En fin, que intentaré ir contando mis historias, que es lo que siempre me gustó, de cómo Dios está en los pucheros (incluso de las cocinas más sencillas e incluso donde ni siquiera hay cocina) de los que sale nuestro pan de cada día.

¡Ah!, por cierto, mis pucheros y fogones están en la pastoral juvenil de La Salle en Andalucía y, con ella, en aquellos sitios de misión donde uno ha ido aterrizando, principalmente, y fue donde se inauguró este blog, en la casa de las Hermanas del Santo Ángel de la Guarda, en la cocina de un Campo de Trabajo de agosto de 2010.
Bienvenidos y espero que paséis un rato entretenido...